miércoles, 3 de noviembre de 2010

Postales pa' compartir!!!








Ilustración: Misa Gagga
Textos: Julio Méndez

Envíenselas a quien más confianza le tengan!!!

La Muerte...



La verdad es que la muerte siempre ha causado reacciones extremas para mi persona, recuerdo que antes yo imaginaba que cada que dormíamos de alguna manera terminabamos una vida, que cada noche era una pequeña muerte y cada despertar un nuevo renacer. Lo que realmente me paniqueaba era dormir un día, no despertar y encontrarme de repente en un lugar desconocido, en un estado físico igualmente nunca antes experimentado. La idea de la incertidumbre, de no saber qué pasa exactamente después de la muerte me aterraba.

Después, algunas películas y textos hicieron que tuviera otra perspectiva. Para quien me conoce, sabe que tengo una especial admiración por Borges, en especial su libro El Aleph y el cuento de Los Inmortales. La idea de ser un Inmortal de esencia, de obra, de ideas, de palabras, de momentos, me deja mucho más tranquilo que la idea de ser un inmortal también de forma física que me hacía preguntarme continuamente a dónde carajos nos vamos.

Convivencias con ritos referentes a la muerte también han hecho que una nueva perspectiva sea considerada en mi cabeza. Asistir a lugares con tradiciones diferentes como Pátzcuaro, Ohtenco,  Atocpan, etc., van ayudando a crear nuevas formas de afrontar la muerte. Tal vez de haber tenido este acercamiento antes hubiera asistido al sepulcro de la abuela Doña Felix. Al velorio de ella, el primo Mauro salió encabronadísimo de la sala donde se encontraba el ataúd a callar a alguien de los que ya medio dormíamos en las salas de los velatorios San Fernando. Lo despertó con una voz fuerte y burlona que decía: ¡callen ya a ese cabrón que va a despertar a la abuela!!! Jajaja.

En lo que se refiere a las tradiciones citadinas también es curioso darte cuenta en qué momento dejaste de pedir calaverita y te comenzaste a esconder de cuanto morro se te cruza por la calle en estos días. Son como una epidemia disfrazada en busca de dulces o peor aun, de dinero. Ahora entiendo a un primo que nos daba calaverita con la única condición de que no le dijeramos a nadie. Sí, era el mismo primo Mauro. Error cuando alguien iba de soplón a decir: “Mauro me dio calaverita”, ¡Madres!, Chútate el darle a casi 10 morritos su “calaverita”. Ahora elevo la situación y me imagino a algún ingenuo dando calaverita en plena calle, acto seguido: el mismo morro afortunado gritando “Él sí dá calaverita” y las tribus cercanas de niños que se encuentren ahí se abalanzarán hasta dejarte encuerado, sin posesiones, hasta que les quede claro que no tienes nada más para dar.

Qué divertido era ir a la casa del terror de La Feria o Reino Aventura para pasar un rato de emoción y espantos, sólo duraba 30 o 40 min y salías sin broncas de la “pesadilla”. Ahora, personajes como Elba Esther, Mario Marín, Ulises Ruíz, Juanito, Chucho, Bejarano, Calderon, Fox, Salinas, Peña Nieto y compañía, son un verdadero espanto para el futuro del país. Esperemos que pronto un milagro suceda y desaparezcan de este país para irse al reino de Muy, Muy Lejano, donde ya los esperan Calles, Porfirio Díaz, Carranza y hasta el negro Durazo.