Debía una respuesta a un mail que me llegó a raíz de inaugurado mi austero blog. Creo que hace referencia a tres publicaciones específicas anteriores o al menos se refiere a lo tratado en esas tres publicaciones (Destino y Sino, Una propuesta de reflexión para un domingo lluvioso y Propuesta de Reflexión para un periodo lluvioso). En concreto es una confusión de términos estrictos quizá, así que comenzaré por dar breves definiciones de lo que entiendo por cada cosa y después haré la propia para explicar el génesis de mi concepción.
Siempre con el temor de no parecerme al gordo sobervio con aires intelectualoides que ví ayer por televisión con motivo de los 50 años del gran Fernando Valenzuela. Este tipo, Nicolás Alvarado, ciertamente con gran memoria, pero al parecer poca sensibilidad, despotricó en contra del beisbol, de Valenzuela y de mi querido fútbol. No señores, se podrá ser letrado, pero no se puede criticar un deporte si nunca se ha practicado, si nunca se ha sabido qué retos y qué contribuciones tiene para la formación integral de un individuo.
Agradezco antes del gusto por la lectura y los libros haber tenido la pasión por el fútbol, haberle dedicado más de 5 años de entrenamiento, haber soñado y haberme formado con él. Deporte de conjunto trae consigo el respeto por el trabajo del otro, el compañerismo, la práctica, la disciplina, (alimentaria y física), los elogios, las porras, las mentadas de madre, las lesiones, pero sobre todo, la seguridad y la confianza en uno mismo y en el conjunto. Una persona con sobrepeso de nivel 2 no podría ni remotamente saber qué es eso. Entonces prosigo –aún temeroso de parecerme a este tipo al hablar de un tema del que no soy especialista ni estudioso- con los conceptos:
Ello.- Identificado con la satisfacción de las necesidades más elementales e incluso animales diría. Lo asocio con la parte de los instintos que satisfacen dichas necesidades. Es el diablito que nos tienta.
Yo.- Es como una especie de ombudsman de estas tres partes (ello, yo, superyo) trata de encontrar solución a las necesidades del ello de una manera “civilizada” a corde al entorno, al contexto cultural. Trata de dar soluciones mucho más pensadas y conciliadoras con la sociedad y las normas éticas y morales que impone el super yo. Es desde mi punto de vista, la paradoja de la decisión.
Super Yo.- Precisamente esos pensamientos morales y éticos de los cuales nos hemos impregando a lo largo de nuestra vida, que hemos mamado de la cultura a la que pertenecemos. Es una especie de autoevaluación y límites. Es el angelito que nos regaña.
Estoy de acuerdo con Eder, cuando dice que confundo el término Yo con otros más como lo son egoísmo (mi beneficio ante todo), narcisimo (amor propio sin entender la coexistencia con otro más), o megalomanía, etc. Coincido en que la sumisión, codependencia y bajísima autoestima algunos terapeutas la han combatido con un fomento al egoísmo en sus pacientes y que éstos se han tragado el discurso entero, provocando después un padecimiento neurótico característico de nuestras sociedades.
Continuará…